Un artículo del New York Times ha vuelto a despertar la alarma sobre la situación de la escultura de Miguel Ángel, que presenta desde hace años varias grietas en sus tobillos y rodillas
El David de Miguel Angel es sometido a trabajos de limpieza y mantenimiento - EFES. TAUS -El diario New York Times publicó la semana pasada un extenso reportaje de Sam Anderson titulado «Los Tobillos del David: como las imperfecciones podrían echar abajo la estatua más perfecta». El texto, del que se ha hecho eco la prensa italiana, ponía sobre aviso acerca del grave riesgo en el que se encuentra el David de Miguel Ángel. Esta emblemática escultura, situada desde 1873 en la Galería de la Academia en Florencia (Italia) podría desmoronarse, según el artículo, en cualquier momento si se viese expuesta a algún leve temblor provocado por el tráfico circundante, las obras en el subsuelo de la ciudad o incluso la leve réplica de un seísmo como el que tuvo lugar ayer en la localidad italiana de Amatrice. El patrimonio artístico de la humanidad se encuentra en riesgo de perder una de sus principales obras y las medidas para evitar esta tragedia se ven interrumpidas, como acusa Sam Anderson, por la «negligencia» de las autoridades competentes.
La fragilidad del David, en contra de lo que podría pensarse, no se debe al maltrato de los años, al bárbaro que en 1991 arremetió contra él martillo en mano, ni a los más de tres siglos que pasó expuesto a la intemperie en la Piazza della Signoria (donde ahora hay una réplica). La causa de la delicadeza de esta inmensa figura de 5, 17 metros de altura y 5.572 kilos de peso se debe a un pequeño error de su creador. El centro de gravedad de la escultura se encuentra ligeramente desviado, lo que provoca que el peso de la escultura recaiga demasiado en ciertos puntos de su anatomía que, después de 512 años, han terminado por resentirse.
La fragilidad de la estatua fue objeto de estudio de un equipo de geocientíficos italianos en 2014. Tras una rigurosa investigación en la que trabajaron con varias réplicas de arcilla de la obra, concluyeron que el grado de deterioro del mármol de las piernas y rodillas era demasiado alto. Una inclinación de tan solo 15 grados sería capaz de causar el desmoronamiento de la escultura. Además las vibraciones a las que se ve sometida constantemente provocan su debilitamiento. En las extremidades inferiores del David ya han aflorado pequeñas grietas observables a simple vista, que son síntoma de la sobrecarga a la que se ven sometidas.
Las posibles soluciones
Lo cierto es que el tema de las fisuras no es algo nuevo. En su reportaje, Anderson cuenta como tuvo la oportunidad de hablar con el anterior director de la Galería de la Academia, Angelo Tartuferi, quien le explicó que hay constancia de estas grietas desde hace más de cien años. El riesgo siempre ha estado ahí pero ahora existen sistemas para acabar con él. Una de las propuestas que se han barajado es la de trasladar la estatua a un nuevo emplazamiento mejor acondicionado y menos expuesto a cualquier vibración, pero esto no convence. La segunda opción, y la mejor considerada por Tartuferi y los científicos que en 2014 estudiaron el problema, es la instalación de una base antisísmica. Se trata de una peana que impediría que cualquier tipo de vibración del suelo alcanzase el cuerpo de la escultura. Anderson lo describe como algo similar al sistema que impide que los rascacielos de San Francisco se desmoronen.
Este sistema antisísmico tiene un coste aproximado de 200.000 euros, lo que representa una porción ínfima de lo que la galería es capaz de recaudar en un año. Por si esto no fuera suficiente la fundación Amigos de Florencia, que ha financiado la restauración de cientos de obras de la ciudad, se ha ofrecido en varias ocasiones a pagar el coste de esta sofisticada peana, por lo que su instalación es más que viable. Explica Anderson que las trabas vienen de parte de los organismos estatales competentes, que se han negado a aceptar la ayuda de esta fundación y que hace ya más de cuatro años se comprometieron a instalar un sistema para paliar los riesgos. Los ciudadanos de Florencia y todas las personas que sienten respeto por el patrimonio artístico de la humanidad siguen esperando.
Cuando en 1501 Miguel Angel Buonarroti decidió aceptar el encargo de esculpir el David, el inmenso bloque de mármol ya llevaba 30 años esperando en medio de una plaza de la ciudad toscana. La piedra no era de buena calidad, por lo que ningún escultor quería trabajar con ella y exponerse al fracaso. La mayor parte de los florentinos lo consideraban inservible. Llamaban a este bloque «El gigante». Solo la genialidad de Miguel Angel fue capaz de someter al gigante de piedra y liberar de él la obra maestra que es hoy. El historiador del arte Giorgio Vasari se refirió a la hazaña de Buonarroti al decir: «realmente fue un milagro por parte de Miguel Ángel darle la vida a algo que estaba muerto». Solo el tiempo dirá si la negligencia de algunos será la responsable de quitársela de nuevo.
Fonte: ABC Jornal
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